viernes, 17 de mayo de 2013

Uno se aferra a los recuerdos con objetos materiales o virtuales. 
Una remera que usamos un día que fue importante en nuestra historia;
un historial de chat; un sms que guardamos con candadito... Como sí observando ese objeto; mirando esa remera ovolviendo a usarla... o leyendo ese mensaje...pudiéramos revivir una y otra vez ese trazo de tiempo en que nos sentimos feliz. 
Y los guardamos con recelo, como objetos preciados, que no tienen un valor económico sino que se convierten en invaluables.
Y por más que pase el tiempo y sepamos que para seguir viviendo debemos renunciar a tales cosas; no queremos desprendernos.
Y un día perdemos esa remera... O se nos borra ese mensaje y sentimos como sí nos hubiesen arrancado un trocito de nuestra historia.
Nos queda un vacío y una tristeza inexplicable.
Hoy perdí uno de mis preciados tesoros.
Debía ser así; lo se. Pero nadie me quita está sensación de vacío.
¿ y ahora como haré para no olvidar?

miércoles, 15 de mayo de 2013

Quería subir una foto con tu nombre día a día hasta olvidarte... Pero si lo sigo haciendo no te olvidare mas! al contrario.. Que locura!

viernes, 3 de mayo de 2013







Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines